Todos podemos ver cómo, en los últimos años, está creciendo el interés por la robótica y otras nuevas tecnologías en los sistemas educativos, pero ¿estamos olvidándonos de la naturaleza?
La naturaleza, su desarrollo, sus formas, no solo se pueden aprender en los libros. Las puertas de las escuelas se deben abrir para que los alumnos y las alumnas puedan salir y entrar en el campo.
No debe llegar el momento en el que sepamos crear mejores máquinas que alimentos, adorar más a las máquinas que a los árboles que nos depuran el aire, nos dan sombra y reclaman el agua de la lluvia.
Algunas escuelas, principalmente las de los pueblos pequeños, siguen teniendo muy presente la importancia del mundo agrario y natural, debido a su proximidad a este. En la mayoría de las ocasiones, somos más sensibles a aquello que conocemos que a lo que no, y ahí reside la importancia de acercar el campo y la naturaleza a las escuelas, a las familias.
Aquí no hay espacio para la procrastinación, para dejarlo para más adelante. Vivimos momentos en los que ya no tenemos tiempo para aplazar más los asuntos relacionados con la naturaleza, y debemos decir no a la procrastinación.
En casa, en las escuelas, debemos educar a nuestros hijos e hijas en la importancia de la naturaleza, hacerlos personas con valores que la protejan y, para ello, deben saber por qué, todos y cada uno de los motivos.
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy todavía plantaría un árbol
(Martin Luther King)
José María Pérez Gómez
Ingeniero Técnico Agrícola