José Elías Bonells, conferencia sobre la dignidad de los árboles.
Podríamos decir que José Elías Bonells ha sido durante medio siglo el alma de la delegación de Parques y Jardines del Ayuntamiento de nuestra ciudad. En agradecimiento a su profesionalidad y buen hacer, la Plataforma Ciudadana por los Parques, los Jardines y el Paisaje de Sevilla lo reconoció como Hijo Adoptivo de Sevilla.
En la conferencia que ha impartido ha expresado las bases fundamentales del tratamiento que debemos dispensar a los árboles.
XXX Aniversario se nuestra asociación. Conferencia de José Elías Bonells.
La dignidad de los árboles
La dignidad se basa en el reconocimiento del árbol como ser vivo y, como tal ser, merecedor de respeto, sin importar cómo es.
Al reconocer y tolerar las diferencias de cada árbol, para que este se sienta digno, se afirma la virtud y la propia dignidad del individuo, fundamentada en el respeto a cualquier otro ser.
Plantando y conservando un árbol de calidad le damos la posibilidad de mantener su dignidad durante muchos años.
Un árbol correcto en un lugar correcto
Es constante en la historia de la humanidad negar la dignidad de los árboles para justificar y justificarse en los atentados que se realizan contra los mismos.
La dignidad se supone cuando no se vive con humillaciones.
Es la cualidad de ser digno, es decir, merecedor de algo, y ese algo puede ser un objeto, un sentimiento, un pensamiento, etc.
Vamos despojando de su dignidad a un árbol emblemático y majestuoso cuando, entre muchas cosas, no lo podamos correctamente, o cuando lo utilizamos para otros fines, como para fijar carteles, para tender la ropa, etc.
La poda atroz
La topiaria (la práctica de dar formas artísticas a las plantas) puede ser un autentico arte, no hay más que ver muchos jardines históricos, jardines franceses, italianos, etc… No obstante, es demasiado frecuente que se utilice este tipo de poda totalmente fuera de contexto, en especies inadecuadas, en épocas indebidas o con técnicas erróneas.
La poda en forma de pirulí se viene realizando en los naranjos desde el 2007, cuando los árboles habían formado una buena copa y era momento de realizarles una poda de formación, elevando un poco las copas, pero ahora se realiza lo contrario reduciendo la copa hasta unos límites que rozan el ridículo para evitar las floraciones y con ellas los frutos, evitando así su recogida antes de la maduración. De esta forma el naranjo es humillado.
Otra de las prácticas frecuentes en nuestras ciudades es la de podar los árboles caducifolios en el mejor de los casos, aunque en ocasiones estas atrocidades se practican sin criterio: ahora los podo en largo, luego en corto, luego modifico la estructura, ahora un desmoche, ahora un refaldado y luego ya veremos…
Un mínimo de respeto
Tenemos derecho a que los árboles que crecen en nuestras calles y jardines sean tratados con un mínimo de respeto y que las actuaciones que se hagan sobre ellos tengan un fundamento, un porqué que justifique la agresión.
Queremos que los árboles mueran de pie, con dignidad y orgullo, como reza el título de la famosa obra teatral del dramaturgo español Alejandro Casona.
¿Quién hablará por los árboles?
En la década de 1990, el Gobierno suizo consagró los derechos de los seres vivos en su constitución, y en 2008, el Comité de Ética Federal Suizo publicó unas directrices en su informe sobre la dignidad de los seres vivos que incluía la consideración moral de las plantas por sí mismas. Esto le valió a la comisión un Premio Nobel, a partir de los Annals of Improbable Research, para la investigación que primero te hace reír, pero luego te hace pensar.
A pesar de sus diferencias, el comité de ética acordó por unanimidad que el daño arbitrario causado a las plantas no era moralmente permisible.
«La dignidad es característica humana»: esto es lo que alegan las comunidades religiosas y científicas que se encuentran en el mismo lado y que protestan contra esta política; los seres humanos, según ellos, están más cerca de los ángeles que los animales, y por supuesto que las plantas.
¿No todas las plantas buenas van al cielo?
Del mismo modo, los científicos suizos, ahora en la tarea de justificar su investigación genética, han encontrado la “dignidad de las plantas”…
Es fácil identificarse con los científicos y sonreír a los religiosos, pero no es difícil ser golpeados por la arrogancia que une a ambos en sus quejas.
“En concreto, la naturaleza tiene ahora, el derecho a existir, persistir y regenerarse”.
De cualquier manera, todo el tema de la dignidad de las plantas es turbio.
En 1992 hubo un debate muy controvertido acerca de la tecnología de los genes y en este debate, por el lado liberal, surgió el término constitucional de «la dignidad de los seres vivos».
Pero después surgió un nuevo debate para entender lo que podría significar este término.
La constitución de aquel país dejó claro que dentro de los «seres vivos» estaban incluidos no solo los humanos y los animales, sino también las plantas e incluso los llamados «otros organismos».
Animales y plantas
Después de la Segunda Guerra Mundial, los teólogos sugirieron «la dignidad de las criaturas» como una expresión que servía para reconocer que todos los seres creados por Dios tienen integridad moral.
El concepto de Suiza tiene estas raíces teológicas, pero en el siglo XXI el debate tiene que ser laico.
Ha sido muy sorprendente que en la actualidad algunos grupos religiosos tengan dificultades a la hora de admitir el concepto de la dignidad animal y vegetal.
La legislación suiza toma una posición biocéntrica; es decir, la creencia en que todas las formas de vida son igualmente valiosas y que la humanidad no es el centro de la existencia.
Incluso antes de que esta política se produjera, ha habido organizaciones que se han mostrado irónicas con respecto a los derechos de las plantas, y críticas con respecto a los derechos de los animales.
Era como si los que defendemos los derechos de las plantas hubiéramos cruzado la línea del absurdo.
Si basamos el reconocimiento de los derechos sobre ciertas características, entonces no seremos capaces de trazar una línea estricta entre los seres humanos y los animales, y menos con las plantas.
Del mismo modo, también es bastante difícil trazar la línea entre animales y plantas, incluso si no utilizamos el concepto de dignidad.
Pero me gustaría hacer hincapié en que no decimos que las plantas son «sagradas», sino que solo decimos que tenemos obligaciones con respecto a ellas, y que tenemos que justificar nuestras acciones.
La diferencia entre los animales y las plantas es que sabemos que los animales pueden sufrir, pero en el caso de las plantas esto es solo una especulación.
Por ello, si tenemos que elegir, elegimos las plantas para comer, y no comemos productos de origen animal.
¿Tal vez la topiaria o poda ornamental que da como resultado las figuras de determinados personajes podría ser humillante para los arbustos y los árboles?
Tenemos una responsabilidad a través de la educación y la investigación para definir el papel moral diferente de cada ser vivo.
Los vegetales transgénicos constituirían la “humillación de las plantas”
El concepto de la dignidad de los seres vivos está aquí para recordar a la gente que los seres vivos no son «cosas», y que hay que tratarlos de una manera diferente a como manejamos las cosas materiales, como las piedras.
Sería moralmente cuestionable utilizar una planta a sabiendas de que morirá poco después de haber sido plantada… Y esto ocurre muy a menudo.
Si aceptamos que las plantas tienen una posición moral porque son seres vivos, tenemos que evaluar cuidadosamente si podría justificarse crear árboles con ADN humano mediante la transcodificación de la esencia de un ser humano dentro del ADN de un árbol con el fin de crear «memorias vivientes».
Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética y al que se le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas.
De este modo, las plantas transgénicas pueden resistir plagas, aguantar mejor las sequías, o resistir mejor algunos herbicidas.
La manipulación genética consiste en aislar segmentos del ADN (el material genético) de un ser vivo (bacteria, vegetal, animal e incluso humano) para introducirlos en el de otro.
Los transgénicos, desde su nacimiento, han suscitado mucha polémica.
La sensibilidad de las plantas
Todos los seres vivos tienen la capacidad de relacionarse con el medio que los rodea.
En los vegetales, esta capacidad de relación se llama excitabilidad o sensibilidad. Gracias a la excitabilidad, los vegetales pueden percibir estímulos externos y reaccionar produciendo respuestas.
Las respuestas de los vegetales son de naturaleza muy diferente de las respuestas de los animales, aunque están basadas en el mismo principio: la irritabilidad de las células.
La diferencia más notable entre una respuesta vegetal y una respuesta animal es que los vegetales se mueven sin desplazarse, mientras que los animales se desplazan. De este modo, la excitabilidad posibilita la adaptación de los vegetales a los cambios ambientales.
Las respuestas que producen los vegetales ante los cambios del ambiente se pueden clasificar en dos tipos: los tropismos y las nastias.
Los tropismos son respuestas en las que se producen cambios en la dirección del crecimiento del vegetal. Los tropismos alteran la forma de los vegetales y producen en ellos deformaciones permanentes.
En general, los tropismos pueden ser tropismos positivos, si el vegetal crece en dirección a la fuente del estímulo, tropismos negativos, si el vegetal, al crecer, se aleja de dicha fuente, o tropismos transversales, si el crecimiento coloca al vegetal de forma perpendicular a la fuente del estímulo.
Dependiendo de la fuente del estímulo, los tropismos pueden ser de varias clases:
Los geotropismos. Son las respuestas producidas ante la acción de la gravedad.
Los fototropismos. Son las respuestas producidas ante la acción de la luz.
Los quimiotropismos. Son las respuestas producidas ante la acción de las sustancias químicas. El más conocido es la acción del agua, hacia la que las raíces presentan hidrotropismo positivo.
Los tigmotropismos. Son las respuestas frente a acciones mecánicas. Por ejemplo, los zarcillos de la vid se enroscan alrededor de un objeto cuando lo rozan.
Las nastias son respuestas en las que se produce un movimiento sin orientación y pasajero, puesto que el vegetal vuelve a su posición inicial al cabo de poco tiempo.
Existen varias clases de nastias: las sismonastias, que se producen cuando los estímulos son golpes o sacudidas a un vegetal, como cuando las hojas de la mimosa púdica se encierran al ser golpeadas, o los movimientos de las plantas carnívoras; las quimionastias, o respuestas al estímulo de determinadas sustancias químicas, el agua generalmente; y las fotonastias, o respuestas a estímulos luminosos, como cuando las hojas de la acacia o del trébol varían su posición al atardecer, mientras que el dondiego de noche abre sus flores y las margaritas las cierran al ponerse el sol.
El lenguaje de las plantas
La fascinante “inteligencia” de las plantas. El reino vegetal exhibe una serie de conductas que apuntan a un comportamiento complejo: memoria, comunicación en redes, el uso de aliados como herramientas para salvar su existencia, y posiblemente la telepatía, son algunas de estas muestras de una posible inteligencia botánica.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Florencia ha ratificado que las plantas pueden llegar a comunicarse entre sí y enviar “mensajes” al medio ambiente.
Las plantas cuentan también con formas de comunicación específicas, que les otorgan ventajas adaptativas muy poderosas.
Para ello, usan un “lenguaje” especial: el químico. Algunas plantas secretan sustancias químicas volátiles que se dispersan rápidamente por su entorno, enviando mensajes concretos: “no vivas aquí”, “no soy sabrosa”, “ven, que encontrarás alimento”. Estos productos son llamados semio-químicos porque actúan como señales de comunicación a distancia, y provocan una acción determinada en ciertos sistemas biológicos, atrayendo agentes polinizadores o defendiendo a la planta de invasores patógenos (bacterias, virus, hongos) o de plagas de insectos.
Los árboles sagrados
El árbol ha representado una manifestación muy especial de las fuerzas y del poder divino. Fue venerado en todas las culturas y en todos los tiempos, y desde siempre ha estado íntimamente relacionado con el destino de los hombres.
Hay dos maneras de entender el árbol sagrado: como especie y como individuo.
Algunos pueblos consideran sagrada una especie determinada; de este modo, los africanos adoran el baobab, como los celtas adoraban el roble.
En cambio, algunas comunidades eligen un ejemplar determinado, como el ahuehuete de Oaxaca, en México, o el Ficus religiosa en la India.
Los árboles y la mitología
Los árboles han jugado un papel importante en muchas mitologías y religiones de todo el mundo, y se les ha dado un significado profundo y sagrado a lo largo de los siglos.
Los seres humanos, observando el crecimiento y la muerte de los árboles, la elasticidad de sus ramas, la sensibilidad y la decadencia y renacimiento anual de su follaje, los veían como símbolos poderosos de crecimiento, decadencia y resurrección.
Los árboles eran considerados a menudo como algo sagrado en el mundo antiguo, en toda Europa y Asia.
El cristianismo y el islam consideran la adoración de los árboles como idolatría y esto condujo a su destrucción en Europa y en la mayor parte de Asia occidental.
El árbol representa una manifestación muy especial de las fuerzas y del poder divino. Fue venerado en todas las culturas y en todos los tiempos, y desde siempre estuvo íntimamente relacionado con el destino de los hombres.
Los árboles combaten el cambio climático
El exceso de dióxido de carbono (CO2) causado por muchos factores se está acumulando en nuestra atmósfera y está contribuyendo al cambio climático.
Los árboles absorben el CO2, removiendo y almacenando el carbono al tiempo que liberan oxígeno al aire.
En un año, una superficie de 5.000 m2 de árboles adultos absorbe la cantidad producida cuando usted conduce su automóvil a 50 km/h.
Los bosques regulan el clima
A nivel global los bosques reducen el calentamiento de la atmósfera y regulan el clima de la tierra. En las ciudades, la pérdida de árboles eleva las temperaturas y la evaporación del suelo y de los estratos inferiores de la vegetación herbácea. La falta de árboles suficientes en la ciudad permite que las islas de calor sean más severas. Las temperaturas en las calles del centro de la ciudad en primavera y verano pueden ser hasta de 3ºC a 5º C más en promedio que en los parques y alamedas de la ciudad.
Los efectos del árbol urbano en la calidad del aire
Los árboles absorben los olores y gases contaminantes (óxidos de nitrógeno, amoníaco, dióxido de azufre y ozono) y filtran las partículas contaminantes del aire, atrapándolas en sus hojas y corteza.
Los árboles proporcionan oxígeno
En un año, una superficie de 5.000 m2 de árboles adultos puede proporcionar oxígeno para 18 personas.
La vegetación urbana puede directa o indirectamente afectar a la calidad del aire a nivel local o regional.
Las cuatro principales formas en las que el arbolado urbano afecta a la calidad de aire son las siguientes:
Reducción de la temperatura y efectos microclimáticos.
Disminución de los contaminantes atmosféricos.
Emisión de compuestos orgánicos volátiles.
Efectos energéticos en las construcciones.
El árbol reduce la velocidad del viento
Su copa está diseñada para que el aire pase a través de las hojas, filtrando los polvos, cenizas, humos, esporas, polen y demás impurezas que arrastra el viento. Las hojas pubescentes y la corteza rugosa en el tallo atrapan tales impurezas.
Es cierto que no detienen un huracán, pero su presencia resta velocidad a las tormentas, disipando su fuerza y mejorando el ambiente. Los árboles enfrentan los remolinos y tornados y protegen las cosechas. Así pues, el árbol siempre da más al hombre de lo que recibe de él. El árbol es rústico, poco exigente, tolerante y se aferra a la vida; solo demanda espacio para alcanzar su máximo desarrollo.
Como ocurre con todos los seres vivos, debemos cuidarlo más en su etapa juvenil.
Los árboles refrescan las calles y la ciudad
Las temperaturas promedio en Sevilla han aumentado 3ºC en los últimos 50 años a medida que ha disminuido la cobertura de árboles y aumentado la cantidad de edificios que absorben el calor. Los árboles refrescan la ciudad hasta 5ºC dándoles sombra a nuestros hogares y calles, interrumpiendo las “islas de calor” y liberando vapor de agua al aire a través de sus hojas.
La copa de un árbol está diseñada para captar la luz solar y al extenderse sombrea el suelo, causando bienestar en un día soleado y protegiendo la fauna, la flora inferior y también al hombre y sus bienes, del efecto dañino del impacto directo de los rayos solares.
Factor importante en un clima como el nuestro: la sombra.
Los árboles bien dispuestos ahorran energía
Tres árboles colocados estratégicamente alrededor del hogar de una familia pueden recortar hasta en un 50 por ciento la necesidad de usar el aire acondicionado en el verano.
Al reducir la demanda de energía para refrescar nuestros hogares, reducimos el dióxido de carbono y otros gases contaminantes producidos por las plantas de electricidad.
Los árboles bien ubicados alrededor de la casa filtran el aire cálido y lo refrescan al cruzar su copa, sombrean paredes, patios, techos y ventanas, bajando los costos del aire acondicionado.
Los árboles ahorran agua
La sombra de los árboles disminuye la evaporación del agua de los céspedes sedientos.
A medida que los árboles transpiran, aumenta la humedad atmosférica.
Los árboles reducen el escurrimiento del agua, atrapando el agua de lluvia y permitiendo así que fluya por el tronco y a la tierra que está debajo del árbol.
Esto evita que las aguas de lluvia se lleven los contaminantes al océano. Cuando se les coloca materia orgánica (mulch), los árboles actúan como una especie de esponja que filtra naturalmente el agua y la utiliza para alimentar el suministro de agua subterránea.
Los arboles conservan el agua y reducen la erosión del suelo
En las laderas de las montañas y las pendientes de los ríos y arroyos, los árboles ayudan a detener la escorrentía y mantener el terreno en su lugar. El simple hecho de estar plantados también es una ventaja a la hora de drenar las aguas cuando hay lluvias o para minimizar la misma erosión del suelo, pues previenen la escorrentía. De este modo, ahorramos en sistemas de drenaje y hacen más eficiente el alcantarillado de las ciudades.
Las superficies impermeables tales como el asfalto afectan a la hidrología natural de las áreas (Peck y Callaghan, 1999).
Las superficies porosas, como las zonas con vegetación, absorben la mayoría del agua de lluvia, donde parte de ella es devuelta de nuevo al sistema por medio de la evapotranspiración o es filtrada para la recarga de los acuíferos, dejando tan solo el 15% que escurre hasta alcanzar los ríos.
La copa de un árbol es flexible y está diseñada para atrapar la lluvia, causando que ésta se deslice a través de las hojas, ramas y el tronco hasta llegar al suelo.
Al amortiguarse el impacto de la lluvia en el árbol se evita la erosión y se protege al suelo superficial
El bosque produce agua
Siempre se ha creído que el bosque atrae la lluvia. Esto es prácticamente cierto, porque el árbol transpira y genera vapor de agua que se convierte en niebla y nubes con la ayuda de la temperatura y los vientos.
Pero lo más valioso es que el bosque atrapa el agua de lluvia y la suelta lentamente, haciendo que escurra hacia los arroyos y ríos que la devuelven al río o al mar.
La captación de agua en las microcuencas arboladas asegura que los escurrimientos duren más tiempo o lleguen a ser permanentes, dando un beneficio invaluable a la vida silvestre animal y vegetal, así como al hombre mismo. Luego entonces, los mejores productos del bosque son el oxígeno y el agua, ambos estratégicos para la vida del planeta.
Los árboles nos protegen de los rayos ultravioletas
El cáncer de piel es el tipo de cáncer más común. Los árboles reducen la exposición a los rayos UV-B en aproximadamente un 50 por ciento, proporcionando de ese modo protección a los niños en las escuelas y parques de juego, donde pasan mucho tiempo al aire libre.
Los árboles proporcionan alimento
Una serie de árboles frutales puede dar fruta todo año como alimento de la humanidad.
Además de la fruta para los humanos, los árboles proporcionan alimento para los pájaros y la vida silvestre que también debe ser considerada.
Además de los árboles frutales específicos que ayudan a la alimentación mundial, hay miles de especies arbóreas que producen frutos comestibles no comerciales, además de hojas y retoños que ramonean el ganado, la fauna silvestre y hasta el hombre mismo.
Los árboles nos ofrecen salud
Los estudios han demostrado que los pacientes que pueden ver árboles desde sus ventanas, se sanan más rápido y con menos complicaciones. Los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad muestran menos síntomas cuando tienen acceso a la naturaleza.
Estar entre los árboles y la naturaleza mejora la concentración reduciendo la fatiga mental.
Cuidar de nuestra salud es uno de los principales beneficios que nos reportan los árboles en la ciudad. Por un lado, producen oxígeno y reducen la contaminación al absorber el CO2, con lo que también nos ayudan a combatir el cambio climático.
Además de ser sumideros de carbono, sus hojas atrapan partículas tóxicas suspendidas en el aire. Para que hacernos una idea de su capacidad limpiadora, un sólo árbol puede absorber en un día los contaminantes emitidos por un centenar de coches.
Sus efectos positivos en nuestra salud también incluyen su potencial para reducir la polución acústica, así como el efecto atemperador de la temperatura gracias a la emisión de vapor de agua y, en el estío, al efecto refrescante que obtenemos bajo su fresco follaje.
A su vez, regulan el clima a su alrededor, con lo que nos ayudan a soportar el frío y el calor tanto dentro como fuera de casa.
Los árboles reducen la violencia
Se ha demostrado que las comunidades y hogares que no tienen plantas o árboles tienen una mayor incidencia de violencia dentro y fuera del hogar que los vecindarios más verdes. Los árboles y plantas ayudan a reducir el nivel de temor.
Los árboles generan oportunidades económicas
La fruta que se cosecha del huerto comunitario puede venderse, proporcionando ingresos. Se generan oportunidades de negocios en las especialidades de administración de desechos verdes y paisajismo cuando las ciudades valoran el uso de la materia orgánica (mulch) y su capacidad de ahorrar agua. La capacitación vocacional para los jóvenes interesados en empleos verdes también es una manera excelente de desarrollar oportunidades económicas gracias a los árboles.
Un bosque bien manejado rinde beneficios económicos a su propietario y genera empleos través de la industrialización de su madera, resinas, gomas, fibras, hojas y raíces.
Los árboles nos ocultan las cosas
Los árboles pueden ocultar las paredes de concreto o los lotes de estacionamiento y las vistas desagradables. Tapan el sonido de las calles y autopistas cercanas y crean una agradable cubierta de verde. Los árboles absorben el polvo y el viento y reducen el resplandor.
Los árboles aumentan el valor de la propiedad
La belleza que dan los árboles bien plantados a una propiedad, su calle y vecindario circundantes puede aumentar su valor en hasta un 15 %. Los árboles aumentan el movimiento comercial. Los estudios demuestran que los distritos con más árboles y paisajismo gozan de una mayor cantidad de movimiento comercial.
Los árboles son maestros y compañeros de juego
Ya sea que se construyan en ellos casas para los niños o se usen como inspiración espiritual para los adultos, los árboles han proporcionado un espacio para el refugio de los humanos desde siempre.
Los árboles reúnen grupos diversos de personas
La plantación de árboles da oportunidades de participación y habilitación comunitaria, lo cual mejora la calidad de vida en nuestros ciudadanos..
Los árboles aumentan la unidad
Los árboles pueden convertirse en puntos reconocidos de la comunidad, dándole al vecindario una nueva identidad y alentando el orgullo cívico.
Los árboles proporcionan con sus copas un hábitat para la vida silvestre
Los plátanos y jacarandas están entre las muchas especies urbanas que proporcionan excelentes hogares para los pájaros y los insectos.
El árbol secuestra el dióxido de carbono que contamina la atmósfera
A través de la fotosíntesis que realizan las hojas, el árbol atrapa el CO2 de la atmósfera y lo convierte en oxígeno puro, enriqueciendo y limpiando el aire que respiramos. Se estima que una hectárea con árboles sanos y vigorosos produce suficiente oxígeno para 40 habitantes de la ciudad.
Un bosque de una hectárea consume en un año todo el CO2 que genera la carburación de un coche en ese mismo período.
Los incendios forestales liberan mucho CO2 a la atmósfera por lo que el buen manejo forestal y la reforestación, reducen estos niveles de CO2 almacenando carbón en las raíces, el tallo y las ramas del árbol y liberando oxígeno puro en el aire a través de los estomas.
Los estomas son microventanas en las hojas que abren durante el día para que entren los gases, la fotosíntesis se realiza en presencia de la luz solar.
El árbol produce madera y es combustible
En las áreas suburbanas y rurales, los árboles pueden cosecharse de manera selectiva para obtener combustible y madera.
El uso de la madera se remonta al hombre primitivo, quien la utilizó para herramientas, armas y construcción de techos.
Sin duda durante el próximo milenio la madera continuará siendo utilizada ampliamente debido a sus excelentes propiedades físicas, químicas y tecnológicas.
Primero se utilizó el trozo completo; después se usaron tablones en la construcción, durmientes con la llegada del ferrocarril, tablas gruesas y delgadas; posteriormente chapa para muebles, astillas y fibras para tableros… Todo esto para optimizar y desperdiciar menos los desechos del proceso tecnológico.
A pesar de la modernidad, la madera se usa como leña y carbón para combustible doméstico en la gran ciudad como cuando esta se fundó, y prácticamente desde que el hombre primitivo inventó el fuego.
El árbol produce fibras
Las fibras de la madera se usan para fabricar cartón, papel, pañales y toallas desechables.
Más del 90% de estos productos a nivel mundial se fabrican con árboles.
Los periódicos y libros están escritos en papel hecho con fibra de madera virgen o reciclada, al igual que las bolsas de papel, cajas de cartón y otros materiales de empaquetar usados cotidianamente.
Los árboles mejoran las cosechas
Plantados en cortinas rompevientos en hileras sencillas dobles o triples forman una barrera protectora a los cultivos agrícolas, creando microclimas que favorecen el rendimiento de las cosechas.
Igual ayuda a las granjas, establos, con ganado lechero o de engorde.
En las praderas, los árboles solos o agrupados le proporcionan sombra a los animales, dejando al mismo tiempo que el pasto se desarrolle.
Los arboles revalorizan la propiedad residencial
Siempre una casa con jardín tendrá mayor valor que sin él y los árboles y los arbustos son el principal componente del jardín.
Los árboles y arbustos bien ubicados alrededor de la casa y manejándolos apropiadamente, elevan el valor de las propiedades.
Los árboles son reciclables
El bosque es un recurso renovable y con manejo sostenible, genera riqueza permanente.
La materia seca que generan sus hojas, flores, frutos y ramas se convierte en materia orgánica, la cual enriquece el suelo debajo de sus copas, sin producir desperdicios.
Los árboles combaten el estrés
Los bosques son relajantes, caminar en ellos libera energía y tensión corporal. El contacto con sus hojas, ramas y tronco descarga nuestra energía pesada, que acumulamos por el aislamiento del suelo. Es buena terapia caminar por el bosque y tocar los árboles. El bosque es tranquilidad y belleza escénica por el colorido de las flores, las hojas, la majestuosidad de sus troncos, el aroma que despide y hasta el trinar de las aves y el zumbido del aire que atraviesa sus copas en movimiento.
Los árboles son seres mudos y postrados que podemos colgarles columpios, hamacas, puentes y hacer casas infantiles y otras cosas recreativas, pero no debemos olvidar que también tienen dignidad y debemos respetarlos
Los árboles marcan las estaciones del año
¿Es invierno, primavera, verano u otoño?
Observemos los arboles durante todo el año…
Problemas que pueden causar los árboles
Como dice el tópico: todo en la vida tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Pues a los árboles también se le aplica.
Estas plantas tienen muchos, muchos beneficios y los necesitamos en nuestros jardines, pero también tienen algunos inconvenientes potenciales que hay que conocer para evitarlos con una adecuada selección de las especies.
1º. Raíces agresiva y potentes
Hay árboles que levantan pavimentos de aceras, porches, viales, etc. Las raíces potentes pueden agrietar muros, canalizaciones, aljibes, pozos y piscinas, y obstruir tuberías de agua y de gas.
2º. Árboles venenosos
Especies que poseen hojas, flores o frutos tóxicos si se ingieren. Ten esto en cuenta en zonas de juegos de niños. Aunque tampoco hay que exagerar con este tema puesto que no es normal que alguien pueda comerse hojas, flores o frutos de estas plantas.
3º. Alergias
El polen y algunas semillas originan alergias de tipo cutáneo o respiratorio. En realidad, casi todas las especies arbóreas pueden provocarlas. Las especies que más frecuentemente las producen se debería limitar su uso, lógicamente, álamos, chopos y durillos se pueden podar para evitar que produzcan flores (polen).
4º. Espinas.-Arboles con espinas pronunciadas, realmente agresivas y peligrosas en muchos casos. Gleditsias, Parkinsonia, Acacia karoo ….
5.º Rebrotes de raíz
El Ailanto (Ailanthus altissima) los álamos y chopos o la Falsa acacia (Robinia pseudoacacia) producen muchos rebrotes desde la raíz. La Robinia pseudoacacia produce chupones y semillas que germinan por todos lados. Este árbol, además, es venenoso, produce alergias y tiene espinas.
6º. El Eucalipto empobrece el suelo
Sus raíces agotan la riqueza de nutrientes del suelo y los residuos que caen (hojas, flores y frutos) tienen sustancias que impiden el crecimiento de otras plantas a sus pies.
7º. Plagas molestas
Los pinos desarrollan plagas molestas para las personas, como la oruga Procesionaria, que tiene pelos urticantes.
8º. Algunos producen olores desagradables
– Flores de Ailanto (se debe plantar sólo pies femeninos).
– Frutos del Ginkgo (Ginkgo biloba) plantar solo pies masculinos y de la Melia (Melia azedarach).
9º.- Frutos que manchan los pavimentos
Ginkgo, Morera, Álamos (semillas) Syzingium, Ligustrum,
10º.- Ramas quebradizas
Pueden dar algún susto: Melia, Pawlonia, Robinia, Ulmus pumila, Chopo, Sauce, Ailanto,Ombus, Sófora, Gleditsia (Acacia de Tres Espinas), Ficus etc.
11 º.-Observaciones subjetivas
Impiden ocupar más espacio para el aparcamiento de coches.
La caída de las hojas ensucia las calles.
Las hojas atascan los alcantarillados.
Impiden vistas a la calle o al paisaje.
Ocultan anuncios o publicidad.
Dan oscuridad a las plazas, calles y avenidas al ocultar las luminarias.
Ensucian las aceras y los coches cuando son atacados por plagas.
Los grandes árboles son un peligro por caída de ramas en días de viento y lluvia.
Plantados cerca de las casas impiden la luz a las viviendas en vez de protegerlas, con un mayor consumo de energía eléctrica.
Plantados cerca de las casas son un fácil acceso para los ladrones.
Los alcorques no siempre están limpios de malezas.
Pero ¿qué pasa en las ciudades? ¿Cuál es la realidad de los árboles urbanos?
Nuevas generaciones están tomando conciencia rápida de este viejo problema.
Una buena programación de la plantación de árboles es crucial para completar las áreas verdes.
Se están haciendo serios esfuerzos por los Ayuntamientos, para que en la ciudad se apliquen técnicas viejas y modernas que garanticen el éxito de las repoblaciones urbanas
Modernidad no significa deforestar.
Como en otros problemas que abaten a la ciudad, la participación ciudadana con la autoridad debe ser estrecha y activa para lograr con éxito la arborización de la ciudad.
Debemos lograr que los árboles adultos alcancen su máxima longevidad, como en el campo y podamos verlos altos y frondosos en la ciudad.
Mitos y realidades sobre los árboles
De antemano sabemos que no dar crédito a los dichos está basado en el conocimiento de causa, ya que los mitos son tradiciones transmitidas a través de las generaciones al igual que los cuentos y los prejuicios.
Las creencias, mitos, cuentos, dichos y los prejuicios son verdades o mentiras a medias que sirven para iniciar, continuar o amenizar la conversación, ya que no tienen fundamentos científicos o técnicos.
A estas alturas del siglo XXI debemos erradicar los cuentos mitológicos sobre los árboles con la finalidad de conseguir árboles bellos, sanos y longevos y que a través de la ciencia de la Arboricultura, se logren las metas para la ciudad.
El Dr. Alex Shigo ha compilado más de 100 mitos (Shigo, 1993), la mayoría de los cuales se aplican a los árboles de nuestra ciudad.
El Dr. Shigo dice que “un mito empieza cuando la gente usa términos que no puede definir”.
Realmente no hay árboles malos, existen árboles plantados en sitios incorrectos y de la especie incorrecta para determinado sitio, pero al final es el hombre el que hace que un árbol se vea mal, sea un estorbo, cause problemas o represente un peligro.
Los árboles son testigos mudos y alguien tiene que hablar por ellos para defenderlos, y por esto estamos hoy aquí, sin dejar de reconocer que algunos árboles también tienen limitaciones.
El árbol lo aguanta todo
El árbol ha tenido la fortaleza de sobrevivir en el planeta por más de 200 millones de años, adaptarse a los cambios ambientales. Sin embargo, el árbol urbano vive prácticamente fuera de su ambiente natural y no resiste siempre los malos tratos que recibe, como la poda de descopado, la compactación excesiva del suelo, las podas abusivas, etc. Normalmente un árbol reduce su esperanza de vida a medida que se ubica más al centro de la ciudad, sobre todo. si no recibe un mantenimiento apropiado.
Toda la gente ama los árboles
Así debiera ser, pero a mucha gente no le gustan muchas especies o simplemente detestan los árboles, sobre todo en sus propiedades.
Todavía otros ven a los árboles como mero negocio y no les importa su bienestar, a pesar del gran beneficio que le dan al hombre.
La mutilación de la copa daña al árbol
El descopado es un atentado contra la dignidad del árbol y un crimen contra la naturaleza (Shigo, 1993), porque destruye su mecanismo de defensa y el árbol sin copa jamás será igual otra vez.
La poda rapaz de la copa del árbol afecta el equilibrio del árbol con la raíz y parte de ella muere después. La respuesta inmediata del árbol es rebrotar profusamente para recuperar el balance perdido y los brotes crecen muy rápido al principio hasta que se llenan de follaje.
La práctica de descopado se realiza para resolver un problema creado desde la plantación, pero genera otro problema peor ya que los rebrotes se convierten en ramas peligrosas por una débil unión con la corona del tallo decapitado, además de que el árbol demandará podas más frecuentes y continuas.
La poda es un gasto innecesario
La poda es una práctica del manejo vegetal y se hace para formar, sanear y rejuvenecer, promover floración, asegurar las ramas, configurar la copa, facilitar cosechas y como arte y estética del paisaje. La poda de árboles urbanos es una combinación de conocimientos científicos y artísticos. La poda es indispensable sobre todo en los árboles jóvenes desde su etapa de vivero y puede reducirse su costo, cuando los árboles se han ido desarrollando con podas habituales.
Un árbol adulto requiere menos podas, cuando de chico se le aplicaron, lo cual baja el costo de su mantenimiento.
Cubrir los cortes de la poda evita la pudrición
Por siglos se practicó pintar o empastar los cortes con sustancias impermeables y a veces con pesticidas para proteger las heridas expuestas al ataque de patógenos, insectos y pudriciones
Actualmente es aceptado que no hay evidencias de tales creencias y se confía en que el árbol está capacitado para aislar la herida y compartimentalizarla para que las pudriciones no invadan el tejido vivo.
A veces la pasta le sirve más de protección al patógeno que de prevención al árbol. Lo importante es hacer un corte limpio y correcto para que la herida cierre pronto.
Los ganchos para escalar no dañan al árbol
Los árboles de corteza delgada son severamente dañados especialmente con desgarres de corteza lo cual causa resinación continua, sobre todo en los pinos.
Las perforaciones de los ganchos a través de la corteza favorecen la penetración de insectos, patógenos y pudriciones al tallo o estípite.
Muy usados antiguamente para la limpieza de palmeras.
Un árbol sano no tiene infecciones
Un árbol puede parecer sano y aun tener muchas infecciones. Las infecciones son separadas por una barrera compartimentalizada que las aísla y controla su contaminación (Shigo, 1993).
Un árbol vigoroso puede tener ramas rotas, raíces muertas, ataques de plagas, pudriciones, etc. y aprende a vivir con ellas por largas temporadas o por el resto de su vida.
Todos los árboles son peligrosos
Hasta cierto punto, como los seres humanos los árboles jóvenes son frágiles y ocupan menos espacio, pero a medida que crecen sus partes mueren o engruesan y pueden quebrarse por su peso o ligaduras mal conectadas.
Lo mejor es prevenir y plantar el árbol a cierta distancia para minimizar daños con su raíz, ramas o copa.
El riesgo cero no existe.
Los árboles muertos son preferidos por las aves
Bueno, la falta de follaje facilita el arborizaje de las aves, pero lo mismo ofrece un árbol caducifolio.
Las aves toman el sol en las ramas pelonas y se protegen del sol con el follaje, según sea el caso.
Sin embargo, por si las dudas, al podar ramas muertas hay que dejar una o dos para las aves.
La fortaleza del árbol está en su corazón
Los árboles no tienen corazón, pero el árbol desarrolla madera joven y madera madura. La primera tiene fibras con paredes delgadas y grandes cavidades que se van llenando de extractivos que le dan mayor rigidez al tronco para ir sosteniendo su ramaje a medida que desarrolla.
La estructura anatómica y fisiológica del árbol es heredable y su vigor lo determina la combinación de genes parentales.
Rellenar las cavidades de un árbol viejo le da más resistencia
Los huecos dentro del árbol viejo son parte de su fisonomía de la senectud, aunque a veces son provocados.
El rellenar con cemento y tabiques una cavidad no vigoriza su estructura aunque peligrosamente lo rigidiza.
A veces el tapar las cavidades acelera la pudrición y la muerte del árbol
La cirugía del árbol es lo máximo
El raspado de cortezas, quemaduras y tejidos muertos dentro de una cavidad es práctico, siempre y cuando no se destruyan las barreras fisiológicas de protección del árbol.
Si el raspado penetra hasta el fondo del tejido vivo el árbol puede morir sin remedio
Los árboles sanan solos
Los árboles no pueden sanar una herida, por lo que reponen tejido nuevo en otra parte. Se dice que la poda para elevar la copa estimula el crecimiento, lo que pasa es que el árbol repone más arriba el tejido perdido abajo. Los animales sanan porque regeneran tejido nuevo y cierran sus heridas en el sitio de origen. Un árbol aísla su herida a través de una compartimentalización; proceso que forma una barrera protectora de células para detener el avance del deterioro. La herida puede estar abierta, pero aislada y no se contamina el tejido vivo (Shigo,1993).
Si está publicado debe ser cierto
La verdad es transitoria y evoluciona con el conocimiento. No todo lo que está en los libros es correcto y menos lo que está en los diarios. Si no sabemos hay que buscar el consejo de un experto arboricultor, de lo contrario hay que usar el sentido común.
La Arboricultura en las grandes ciudades debe ser un servicio más que recibe el ciudadano del gobierno de la ciudad, como el suministro de agua y la recolección de la basura, porque las áreas verdes son parte de los derechos del habitante urbano.
La Arboricultura tiene enormes beneficios tangibles e intangibles para la ecología urbana y la comunidad se beneficia de la interacción de todos estos valores.
El árbol es parte de la cultura social y económica del hombre y es vital para la sobrevivencia de miles de especies que crecen asociadas o dependen de ellos.
Las siempre discutidas podas
La poda natural es un proceso desarrollado por el árbol para balancear su sistema fisiológico y corregir los daños de tipo físico y mecánico sufridos por el ambiente. Los árboles en el bosque se autopodan y desarrollan sus partes de acuerdo al espacio que tienen disponible. Tal vez al hombre le parezca poco estético ver ramas quebradas, rotas, secas o desgarradas en el bosque, pero eso es normal en los árboles.
Ellos curan sus heridas a través de un proceso de aislamiento de los tejidos afectados por una barrera celular, para que el contacto del tejido dañado no contamine al tejido sano.
Este proceso se le conoce como compartimentación (Shigo, 1991), algo que sólo los árboles tienen; por eso podemos ver un árbol con pudriciones y cavidades en el tronco por muchos años, sin un aparente debilitamiento o declinación del árbol
La poda artificial es la que el hombre le aplica al árbol con un propósito definido.
Esta práctica es tan antigua como la sedentarización del hombre primitivo.
Se cree que la poda se empezó a practicar para estimular rebrotes tiernos para forraje, hacer leña con las ramas y eventualmente para estimular mayor producción de frutos.
Ya en la Mesopotamia, más de mil años antes de Cristo se practicaba la poda de árboles según los registros antropológicos, pero el Rey Nabucodonosor II, medio siglo después debió haber utilizado la poda en sus jardines colgantes de Babilonia.
Los mejores registros sobre poda en árboles se tienen en los palacios imperiales del oriente y en el Imperio Romano y después en las Monarquías europeas, con el advenimiento de los palacios medievales, en sus enormes y bellos jardines moriscos, barrocos, ingleses y mediterráneos.
Existen árboles con formas estructurales distintas, las coníferas tienen forma cónica con un tallo central dominante sobre las ramas laterales que salen de él en forma de verticilos y se les conoce como árboles excurrentes o monopódicos.
Los árboles como todas las plantas, se clasifican de acuerdo al Código Internacional de Nomenclatura Botánica. Todos los árboles tienen un nombre común y otro científico, el primero puede cambiar dependiendo de la región donde crezca, pero el nombre técnico o científico es invariable, se escribe en latín y debe ser reconocido en cualquier idioma y país donde se encuentre el árbol.
La poda y sus principios
La palabra poda tiene un significado sencillo: eliminación del crecimiento no adecuado en las plantas leñosas. Pero podar es mucho más que cortar ramas para despejar espacios,: es una labor fundamental en la jardinería.
Si no se conocen sus principios y se respetan sus técnicas, una poda mal realizada puede llegar a causar la muerte de un árbol.
¿Por qué podar?
Existe más de una razón para llevar a cabo este trabajo.
Sea por motivos de salud o razones ornamentales, la poda correcta da fuerza y vigor a una planta, mejora su floración y desarrollo, y embellece o mantiene su forma.
Por lo general, la poda conduce a un ejemplar comparativamente más pequeño y compacto.
Con la poda se controla el crecimiento de una especie, dándole la estructura y energías necesarias para que sus ramas soporten el peso de flores y frutos.
- Condiciona el crecimiento de ramas nuevas.
- Permite el equilibrio del sistema radicular y las ramas de la planta, lo que favorece su nutrición.
- Permite regular el momento de la producción de flores y frutos, controlando al mismo tiempo su calidad, calibre o tamaño.
Especialmente en los frutales, el crecimiento excesivo afecta la producción de flores y luego frutos: la planta concentra sus energías en crecer y no en producir.
Favorece la adecuada distribución de las ramas, de modo de garantizar que la luz del sol llegue también al interior de la planta, crezca de manera armónica y florezca mejor.
Elimina partes dañadas o enfermas, alargando la vida vegetal en condiciones sanas: es mejor cortar un gancho contagiado con peste que fumigarlo.
¿Qué métodos de poda se utilizan?
Existen distintos tipos de poda, cada una con sus propias características y circunstancias, dependiendo del objetivo buscado. Tanto el momento propicio de llevarla a cabo, como la técnica que debe emplear dependen de la edad y el tipo de árbol.
De formación: como su nombre lo indica, se realiza con el fin de conducir el desarrollo de la planta, desde el principio, para un crecimiento de ramas bien dispuestas y equilibradas.
De conservación o reestructuración: busca mantener la forma, el tamaño o el equilibrio logrado durante su formación.
Considera también la eliminación de ramas secas.
Evita el envejecimiento prematuro de la planta y privilegia su crecimiento armónico.
De floración o producción: regula la producción de flores y frutos.
De raleo: poda leve que estimula el crecimiento saludable y armónico de una especie. Se usa, por ejemplo, para eliminar ramillas de las zonas altas y densas de la planta que impiden el necesario asoleamiento interior.
- De despunte: también suave, estimula la aparición de ramillas en la base.
Especial para árboles y arbustos ornamentales.
De rejuvenecimiento: permite rescatar arbustos o árboles descuidados, envejecidos, mal formados o de escasa producción floral. Por lo general se trata de una poda más drástica, que debe complementarse con un intensivo programa de fertilización.
De ornamentación: puramente estética, se usa en cercos vivos o diseños tipo «topiario», característico de los grandes jardines ingleses, franceses e italianos.
¿En qué época podar?
La temporada de podas se extiende de diciembre a marzo en especies de hoja caduca,, aunque el momento preciso dependerá del clima de su zona, las consecuencias del frío y, muy importante, el comportamiento de las heladas.
Como regla, la labor de poda se debe realizar en la época de receso vegetativo de la planta, siempre atento al clima y las temperaturas.
Las plantas reaccionan diferente frente al frío: mientras más susceptible sea a las bajas temperaturas, se poda más tarde
Mientras más temprana la helada, más tarde la poda.
Si las temperaturas permanecen bajas, conviene postergar la tarea pues el frío afecta los cortes recién hechos: el agua penetra por las zonas podadas, las congela y literalmente las quema y revienta desde dentro.
Especialmente las especies de tallo leñoso se ven seriamente afectadas por las heladas: posterguemos la poda hasta marzo, previendo heladas tardías.
En zonas costeras, microclimas y zonas sin heladas, pode en diciembre.
En las zonas más frías, como la poda estimula la formación de yemas, hay que retrasarla hasta el fin de las heladas. En esas zonas y en donde caen heladas frecuentes y tardías pode en marzo si fuera necesario. .
No se debe podar en primavera, en árboles y arbustos de floración primaveral porque se interrumpe la producción floral.
Los árboles y arbustos de floración primaveral temprana se podan justo cuando las flores comienzan a caer, para estimular la formación de nuevos brotes para la próxima floración…
Jamás pode un arbusto o árbol de floración primaveral en invierno, ya que la producción de nuevos brotes y flores se vería seriamente dañada.
Hay que podar siempre después de su floración.
¿Se pueden podar todas las especies?
Si la labor de poda ayuda en el desarrollo de la mayoría de las plantas, a otras las daña o deforma su crecimiento.
Como norma general:
SE PODAN las especies de hoja caduca (que caen en otoño).
NO SE PODAN las perennes. Claro que en esto, como en todo, hay excepciones.
¿Cuándo se podan las especies de hoja caduca?
Los frutales de hoja caduca se podan cuando han caído todas las hojas. En general, los de hoja caduca se podan únicamente a fines de otoño o a comienzos del invierno, al caer la última hoja.
En primavera se permite un corte menor, sólo si al rebrotar muestran ramillas secas.
Ciertos árboles, como el tulipero o gingko biloba, almacenan sus reservas invernales en las ramas: JAMÁS los pode, salvo suaves despuntes en etapa de crecimiento.
¿Qué tipo poda necesitan las especies de hoja persistente?
Aunque por lo común no se podan, sí conviene hacerles cortes de mantención, siempre después de las heladas: saque ramas entrecruzadas y verticales («chupones») siempre desde la base y abra «ventanas» hacia el sur para que entre el sol, en especial si la copa está muy densa.
Sólo si es necesario, las especies de crecimiento lento –como los magnolios grandiflora- se podan mínimamente, siempre reforzando con fertilización a base de nitrógeno en la época de mayor crecimiento.
Pode si las ramas de la copa muestran la base seca: puede ser una señal de que las raíces no son capaces de alimentar toda la planta y necesita concentrar sus energías.
Cuando las ramas alcanzan un tamaño considerable, prevenga el desganche con un corte que las mantenga del porte adecuado y proporcional.
Los frutales de hoja persistente no se podan, sólo se limpian después de las heladas.
¿Cómo podar correctamente?
Aunque muy útiles, estos conocimientos básicos no bastan para acometer la tarea de podar: su éxito se sustenta en técnicas y consideraciones específicas, imprescindibles de aprender.
Razones para podar los árboles
La poda se hace por cinco razones principales:
Saneamiento, estética, seguridad, producción y calidad.
La mayor prioridad se da a la poda de seguridad, después a la de saneamiento y al final a las otras tres.
Poda de saneamiento
Este tipo de poda tiene diversas connotaciones y se aplica a tejido vivo o muerto. La poda de ramas muertas es el primer paso que se da al iniciar la poda de un árbol o arbusto, sin importar su tamaño.
Es recomendable podar todas las ramas muertas (secas) o moribundas con la técnica correcta de cortes y retiro del material vegetativo, para minimizar los daños a la copa.
Las podas en tejido vivo se aplican a ramas quebradas, desgarradas, muñones dejados por ramas rotas, ramas entrelazadas, ramas puenteadas, horquillas débiles y con corteza hendida, ramas infestadas, etc., con la finalidad de sanear la copa y prevenir futuros problemas.
Las podas de saneamiento o sanitarias tienen como objetivo el vigorizar la copa del árbol al eliminar la carga que tiene, por mantener ramas inutilizadas o que representan un riesgo de cerrar demasiado la copa y evitar el paso de los rayos solares y del viento.
Poda estética
Esta no puede practicarse sin talento artístico, ya que la poda estética es una verdadera combinación de técnica científica y aptitudes artísticas. La poda estética o artística se practica en árboles y arbustos públicos y privados. La apariencia del árbol es la meta de esta poda, no sólo individual sino en conjunto, determinará el cuadro artístico del podador paisajista. Los tipos de poda estética incluyen los topiarios (figuras de animales o geométricas), los abanicos (sobre las paredes o espalderas de madera), los recortes (redondeo de la copa individual o formando túneles poliédricos continuos con la copa de árboles alineados; recortes cilíndrico o cónico, como árbolitos de navidad) y los setos (trapecios formados con todo el arbusto desde el suelo, puede ser ondulado, recto y continuo o interrumpido.
Poda de seguridad
Este tipo de poda es la más preocupante y debe ser impostergable por los altos riesgos que representa Esta poda se aplica a ramas muy bajas que obstruyan la visibilidad, ramas colgadas o inclinadas sobre techos, cables conductores, ramas tapando señales de tránsito o tapando la visibilidad de un inmueble y también se aplica a las ramas superiores de la copa para que no alcancen las líneas de energía eléctrica.
Las podas de seguridad son las más comunes en el arbolado urbano y pueden reducirse considerablemente con buenas prácticas de plantación del árbol. Las podas de seguridad también son las más peligrosas y debe contratarse a expertos para su ejecución.
A veces, una poda excesiva es necesaria para minimizar riesgos, lo que puede convertirse en derribo total del árbol y el mejor juicio debe de prevalecer, para darle una muerte digna al árbol, sea este joven o decrépito.
Podas continuas del árbol joven y recién plantado
Las normas de poda de árboles de la Sociedad Internacional de Arboricultura (ISA, por sus siglas en inglés) establecen que si el árbol correcto es plantado en el lugar correcto y se le da buen mantenimiento, ese árbol requerirá pocas podas cuando sea adulto (Brennan, 1996).
En realidad, atrás del árbol correcto existen varias podas en el vivero, sobre todo en los árboles de sombra.
Las coníferas requieren menos podas que las latifoliadas, pero cuando se plantan fuera de su hábitat natural a veces modifican sus hábitos de crecimiento y crecen más rápido con fertiirrigación, sus entrenudos son más largos, etc. por lo que tenemos que podarlos para formar su estructura básica de ramas que conformarán su copa definitiva.
La mayoría de latifoliadas necesitan podas frecuentes en el vivero, sobre todo para elevar su copa.
En una conífera se aplica poda de despunte para equilibrar la copa, pero en latifoliadas para sombra se podan ramas quebradas, entrelazadas, sobrepuestas, brotes de agua, ramas muy bajas o codominantes, dejando una sola rama líder.
Un árbol joven debe podarse para definir el desarrollo de su tronco y la estructura foliar).
Se recomienda no podar más de un tercio de su copa, aunque los árboles jóvenes de algunas especies resienten menos las podas de mayor intensidad.
También se deben mantener ramas temporales y definir las ramas permanentes después de los 2 m de altura para árboles de sombra. Las ramas temporales a lo largo del tallo lo protegen de insolación y ayudan en la fotosíntesis.
Es recomendable favorecer el desarrollo de un solo tallo con su yema terminal original, pero a veces éste debe podarse para equilibrar la copa. También se deben podar las ramas epicórmicas o brotes adventicios desde el vivero, así como todas las ramas con ángulo muy estrecho, siempre manteniendo una estructura básica de la copa
A medida que el árbol joven rebasa los 3 a 4 m de alto, sus demandas de poda se van reduciendo y al llegar a adulto sólo se le aplican podas correctivas, dependiendo del sitio de plantación que le toque.
Tipos de poda en árboles adultos
Los árboles adultos ya maduros requieren podas de formación, más que estructurales, para mantenerse libres de ramas secas, muy pesadas y aligerar su copa para que filtre el aire mejor y penetre más luz a la copa. Los tipos de podas que requiere un árbol maduro son: saneamiento, aclareo de ramas, elevación de la copa, reducción de copa, restauración de la copa, poda direccional o lateral de copa para despejar cables de energía eléctrica o dar visibilidad a objetos urbanos específicos.
Poda de elevación de copa o refaldado
Este tipo de poda también es conocida como refaldado y se aplica en árboles y arbustos desde jóvenes, sobre todo en aquellas especies que tienen la tendencia a emitir brotes en el tronco, ramas inferiores o rebrotes desde el cuello radicular. Lo más común es usar poda basal para elevar la copa del árbol joven y mantener limpio el fuste. Este tipo de poda es para árboles de sombra o de alineación, donde las ramas deben tener una altura determinada.
En algunos arbustos de tallos múltiples desde la base, se le debe podar los tallos más viejos en forma continua para mantenerlo vigoroso.
La mayoría de las coníferas que se podan del fuste no regeneran verticilos nuevos en el tallo, por lo que debemos estar seguros al ejecutar la poda para no arruinar el árbol.
La poda basal es utilizada para convertir arbustos en pequeños árboles en sitios donde no cabría un árbol grande…
Poda de reducción de copa
Este tipo de poda es el más utilizado en árboles adultos. Ciertamente los árboles en el bosque desarrollan mayor altura y menos amplitud de copa que en el medio urbano, debido a la competencia por espacio y luz con los demás árboles.
Igual podemos observar que algunos árboles plantados entre edificios cercanos y altos, crecerán muy altos y esbeltos buscando la luz arriba…
Las podas para rebajar o reducir la copa son ocasionales cada tres a cinco años y los árboles mantendrán su apariencia normal.
Existen varias técnicas de poda para achicar o reducir la copa: descopado (desmoche), rasurado, (pollarding) y rebajar a la horqueta
La poda de descopado es muy drástica y consiste en eliminar la copa completa dejando el tallo como un poste. Esta práctica es ofensiva y grotesca, sin la mínima consideración ni respeto al árbol. Aunque algunos árboles logran sobrevivir esta mutilación, su apariencia jamás será igual después.
La mayoría de las coníferas mueren con esta poda, sobre todo si ya no tienen ramas inferiores. El descopado de un árbol elimina su mecanismo de defensa y le causa una descompensación brutal con su sistema radicular. Una variante del descopado es recortar todas las ramas laterales a corta distancia del tronco principal dejando medios brazos.
En ambos casos, la reacción del árbol es emitir multitud de rebrotes débilmente conectados y de rápido desarrollo, buscando inútilmente restaurar el balance perdido entre copa y raíz a la mayor brevedad posible.
Poda de aclareo de copa
Este tipo de poda consiste en eliminar las ramas laterales a partir del punto de unión con el tallo principal. También se le conoce como raleo de copa y el propósito es que deje fluir mejor el aire entre las ramas, sin perder la configuración o estructura o forma de árbol. El paso del aire y la luz solar a las ramas interiores favorece la rebrotación de hojas necesarias para la fotosíntesis y vigorización del árbol. También ayuda a filtrar más luz para otras especies del estrato inferior en los jardines.
El aclareo de la copa se hace todo el tiempo desde que el árbol es joven, se podan las ramas más obvias y fáciles para ir dejando espacio a las más peligrosas, sin perder de vista las ramas estructurales permanentes que dejaremos al árbol.
Lo mejor es no podar más del treinta por ciento de las ramas en cada actuación, cuidando que las ramas queden bien espaciadas y libres para que fluya el viento y se vigoricen con el movimiento
Cuando se están entresacando laterales en una rama mayor se debe hacer un esfuerzo para retener bien espaciadas las ramas laterales internas con follaje. Debe tenerse cuidado de no crear una cola de león, la cual es causada al podar todas las ramillas a lo largo de una rama hasta poco antes de llegar a su punta. Esto puede causarle quemaduras del sol al exponer la corteza o provocar la emisión de retoños de agua, doblado de la rama al concentrar más peso el año siguiente y hasta una quebradura, dependiendo de la especie.
Poda de limpieza de copa
Este tipo de poda se realiza en árboles adultos que tienen ramas en mala posición o en condiciones indeseables. Puede hacerse para prevención o combate de plagas y de la declinación del árbol. Se podan las ramas muertas, marchitas o moribundas, quebradas, rotas y estranguladas, cruzadas o sobrepuestas, así como los brotes y ramas con uniones débiles
Aquí se incluyen los árboles dañados por tormentas, rayos y el fuego, debiendo eliminar todas las ramas afectadas por estos percances.
La limpieza de copa puede convertirse en una poda erradicativa, sobre todo para sanear ramas enfermas con tumores o royas
En un árbol adulto podría podarse hasta la mitad de la copa, saneando ramas muertas y vivas, después habría que analizar si resulta mejor derribar el árbol y plantar uno nuevo y sin problemas iniciales
Poda de restauración de copa
Las podas para restaurar la copa de los árboles se aplica en todos los casos en que un árbol ha perdido su forma natural por causas ajenas o factores externos, árboles dominados por largo tiempo, árboles mal podados y hasta dañados por el viento, causándoles desprendimiento parcial de las ramas. La poda se aplica con una visión de recuperar la forma perdida de la copa y a veces puede llegarse a reducir el tamaño del árbol para restaurar su apariencia normal.
Si el árbol está muy deteriorado, se deben practicar podas sucesivas en varios años, para no destruir el sistema defensivo del árbol al podarle todo en un solo evento. Se seleccionan de uno a tres retoños en los tocones de las ramas mayores para formar una apariencia natural en la copa.
Los retoños más vigorosos tal vez necesiten ser entresacados, cortados hasta laterales para controlar el crecimiento de la longitud, o para asegurar una atadura adecuada para el tamaño del retoño.
Poda alrededor de cables de servicios públicos
Los podadores que liberen cables de servicios públicos deben estar capacitados para trabajar alrededor de conductores de alto voltaje. Nunca las recomendaciones deben tener prioridad sobre las prácticas de trabajo seguras. La poda alrededor de cables eléctricos puede variar en áreas urbanas y rurales. La calidad de cuidado dado a un árbol debe ser balanceado con el ambiente del paisaje. La presión pública en algunas áreas puede requerir que se dejen más ramas adentro de la copa, las cuales pueden potencialmente contactar al conductor.
La presión pública en algunas áreas puede requerir que se dejen más ramas adentro de la copa, las cuales pueden potencialmente contactar al conductor.
Esta práctica va a ser más costosa ya que requiere de podas más frecuentes. Todos los árboles deben ser cuidadosamente examinados para identificar problemas estructurales, antes de trepar. Seguridad y Salud ha establecido las distancias mínimas aproximadas que deben mantener los trabajadores de los árboles y los conductores eléctricos.
Cortes correctos e incorrectos
La clave de un buen corte está en ubicar el ángulo correcto y hacerlo con una herramienta bien afilada. El corte debe ser limpio y uniforme, sin dejar residuos o desgarres de tejido. La unión entre el tallo y sus ramas varía en cada caso y puede ser débil o fuerte, dependiendo del ángulo de inserción de la rama: ángulo cerrado es más débil que ángulo abierto, debido a que la corteza de la rama y la del tallo no sellan y se mantienen aisladas, aunque comprimidas, ésta corteza forma una costilla inclinada a la mitad del ángulo entre el tallo y la rama que se le denomina costilla inclinada de corteza abultada de la rama.
El corte perfecto es aquel que extirpa el tejido de la rama sin dañar el del tallo, protegiendo así el mecanismo de defensa del árbol.
La mejor indicación del corte perfecto es la ausencia de pudrición en el tallo y el sellado rápido y efectivo del corte.
BOMBEROS
Los bomberos deben recibir capacitación permanente en el manejo de herramientas y equipos especiales para la poda y el derribo de los árboles, así como de los principios básicos del árbol, la diversidad de especies, su estructura y función, la resistencia de sus ramas, la flamabilidad del follaje verde y seco, las técnicas de poda, los tipos de cortes y las técnicas de derribo y tratamiento de los residuos forestales. Sus intervenciones en causas urgentes pueden destrozar muchos árboles.
La enorme ventaja de los bomberos en las tareas de emergencia con árboles es la disponibilidad de equipos para escalar alto y alcanzar la copa, hachas y motosierras para los cortes y derribo en caso necesario.
Sin embargo, no debemos esperar que los bomberos sean expertos podadores.
Sus intervenciones deben ser realizadas en evitación de accidentes pero dentro de las reglas del arte de la poda de los árboles ornamentales.
José Elías Bonells.
Aclaración: Estos son los apuntes, tomados de varias fuentes, que José Elías ha utilizado para preparar su conferencia.