La flor del nardo (Polianthes tuberosa L.).
El nardo fue una de las primeras plantas que llegaron a Sevilla procedentes de América; hay registros que indican que, allá por el año 1570, el médico de origen portugués Simón Tovar, que ejercía la medicina en nuestra ciudad, gestionó la importación de tubérculos de nardos; asimismo, las fuentes indican que los aclimató en un jardín botánico que poseía en la colación de San Roque. Por otra parte, y para que conste su sevillanía, la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad y archidiócesis de Sevilla, cuando sale en procesión el día 15 de agosto, lleva cuatro hermosos conjuntos florales de varitas de nardos. El nombre científico del nardo es Polianthes tuberosa L. Señalemos que, desde el año 2009, pertenece a la familia de las Agaváceas, pero anteriormente los botánicos la tenían clasificada como perteneciente a las Amarilidáceas. Esta planta es originaria de México, posiblemente del desierto de Sonora. El nardo prefiere desarrollarse a pleno sol y se suele utilizar tanto con fines ornamentales como ceremoniales. También podría considerarse una planta policárpica, es decir, que no muere después de fructificar.
Los tubérculos de los nardos son tallos subterráneos modificados que se desarrollan y aumentan de grosor en posición vertical. Una vez que la floración ha terminado, deben extraerse los tubérculos con el fin de que no les afecte la llegada de los primeros fríos; tras la operación de separar los pequeños tubérculos que se forman alrededor del de más calibre, se guardan en un lugar fresco y seco, hasta la llegada de la primavera, y una vez que haya pasado el peligro de las heladas, de nuevo se volverán a replantar a unos 8 cm de profundidad.
Sus tallos, a los que en Sevilla llamamos “las varitas de nardos”, suelen medir de 1,20 a 1,40 m de altura, por lo que necesitan la sujeción de un tutor para que el viento no los tronche. Los nardos brotan en pares en la parte superior de la espiga, y aproximadamente ocupan un tercio de la misma. Cada tubérculo suele producir de 2 a 3 tallos florales.
Sus hojas son lineares, flácidas, acuminadas hacia sus extremos, algo carnosas, canaliculadas y de 30 a 60 cm de largo. El número de hojas oscila entre 6 y 10, y se concentran agrupadas en la parte inferior del tallo floral. Son de color verde vivo, a veces con tonalidades rojizas cerca de la base y por el envés, y en ocasiones presentan unas manchas de color marrón claro.
Las flores del nardo son de forma tubular, con los tépalos de color blanco céreo, y exhalan una fragancia sublime; miden algo más de 3 cm de longitud y son sésiles, ya que apenas están sujetas al tallo. Sus lóbulos suelen ser desiguales y los estambres inclusos están insertados cerca de la parte central del tubo que presenta una forma arqueada. Tienen una floración prolongada, que suele durar casi un mes en el tallo: las flores se van abriendo sucesivamente desde la base hacia la parte superior de la espiga. La variedad más corriente es la denominada “The Pearl”, que es doble. Durante la época de floración hay que tener la precaución de que no le falte humedad a la planta, así evitaremos que sus flores se arruguen prematuramente. En Sevilla los nardos florecen entre los meses de agosto y octubre.
Vara de nardos
Tubérculo del nardo
La Virgen de los Reyes con sus nardos