Archivo de la categoría: Plantas bulbosas

XXXV Aniversario: Charla sobre las plantas bulbosas y reparto de bulbos

Nuestro presidente dando la bienvenida a los asistentes.

Poco a poco estamos volviendo a realizar actividades en nuestra sede social, después del parón de la pandemia china. Dentro del programa elaborado para celebrar el XXXV Aniversario de la fundación de nuestra asociación, hemos comenzado por la tradicional charla sobre las plantas bulbosas que Jacinto Martínez viene impartiendo desde la creación de nuestra entidad. Nuestro presidente explicó detalladamente las características de estas plantas, así como su cultivo y mantenimiento.

En esta ocasión, hemos repartido narcisos, tulipanes, jacintos, varitas de san José, fresias y lirios holandeses entre los asistentes.

El momento en que se habló sobre el cultivo de los jacintos.
Los bulbos que se repartieron entre los asistentes.
Los asistentes atendiendo a las explicaciones de Jacinto Martínez.

XXXIII Aniversario: Charla sobre las plantas bulbosas

Jacinto Martínez explicando las características de las plantas bulbosas.

Desde que se fundó nuestra Asociación, hace ya treinta y tres años, Jacinto Martínez ha dado charlas sobre el cultivo y las características de las plantas bulbosas y ha repartido numerosos bulbos entre los asistentes. En esta ocasión, se han distribuido entre los presentes las especies siguientes: jacintos, narcisos de manojo, fresias, varitas de San José y lirios de Holanda; como en anteriores años, Alberto Martínez también nos ha traído bulbos de lirios y clivias, que él cultiva.

Los bulbos que se distribuyeron entre los asistentes.

Los bulbos y rizomas que trajo Alberto Martínez.

 

 

 

XXXI Aniversario: Conferencia y reparto de bulbos

Jacinto Martínez, explicando las características de la azucena y los preparativos que hay que tener en cuenta para su plantación.

Desde hace treinta y un años, en la programación de actividades para celebrar la fundación de nuestra asociación, solemos dar unos consejos sobre las plantas bulbosas y posteriormente repartimos los bulbos recolectados en nuestro vivero.

En esta ocasión, hemos repartido bulbos y rizomas de jacintos, narcisos de manojo, fresias, crocus, lirios, varitas de san José, gloriosas y la flor del lazo. Por último, distribuimos sobres con hojas de laurel entre los numerosos asistentes.

Estos son los bulbos que se repartieron entre los asistentes.

 

Conferencia sobre plantas bulbosas y reparto de bulbos

El lirio español, explicado con detalles por Jacinto Martínez

El lirio español, explicado con detalle por Jacinto Martínez.

Como hace más de dos décadas, en el programa de actividades que realizamos para conmemorar el aniversario de nuestra asociación incluimos una conferencia sobre plantas bulbosas y, además, repartimos bulbos entre los asistentes. Este año hemos entregado bulbos de la flor del lazo, jacintos, tulipanes, varitas de san José, fresias, lirio español, narcisos de manojo y tubérculos de gloriosas.
Jacinto Martínez, tras explicar detalladamente la manera correcta de plantarlos, informó de las características y procedencia de cada planta bulbosa.

Bulbos y tubérculos que se repartieron entre los asistentes al acto.

Los bulbos y tubérculos que se repartieron entre los asistentes al acto.

Charla sobre las plantas bulbosas y reparto de bulbos

Charla sobre las plantas bulbosas

Jacinto Martínez explica las características del rizoma de las gloriosas.

Desde que celebramos el X Aniversario de la fundación de nuestra Asociación en el año 1996, venimos programando en dicha conmemoración charlas sobre las plantas bulbosas con reparto de bulbos entre los asistentes. Este año, Jacinto Martínez ha explicado con detalle las características de los bulbos, sus cuidados y la forma de identificarlos. A continuación, proyectó imágenes de las plantas bulbosas más comunes en Sevilla y explicó su procedencia, la fecha de plantación y la de extracción de los bulbos. Posteriormente se repartieron bulbos de narcisos de manojo, narcisos trompeteros, tulipanes, varitas de San José, fresias, crocus, azucenas y jacintos.

Día de Andalucía 2012

Las macetas y los platos andaluces en espera del fallo del jurado.

Concursos de macetas y de cocina andaluza

Lucía un sol primaveral y por la mañana en nuestra sede tuvo lugar el XXIV concurso de macetas y el XV concurso de cocina andaluza, cuyas ganadoras fueron las siguientes:

Concurso de macetas

1ª.- Mercedes Oranto

2ª.- Esperanza Cousinou

3ª.- María Luisa Grande

Concurso de cocina andaluza

1ª.- Silvia Camaño

2ª.- Antonia Cadenas

Antonia Cadenas cocinando las costillas con papas.

Comida de convivencia

Nuestra maestra de cocina, Antonia Cadenas, elaboró unas exquisitas costillas con papas para 44 comensales.

Ingredientes:

5 kg de costillas de cerdo

15 kg de patatas

1 kg de tomates

½ kg de pimientos

½ kg de cebollas

½ kg de zanahorias

4 cabezas de ajo

1 l de vino blanco

1 l de aceite de oliva

3 hojas de laurel

azafrán

comino

sal

Los asistentes saboreando las costillas con patatas.

Homenaje al maestro

El presidente dio la bienvenida a todos los presentes y agradeció a Mª Dolores de Pablo-Blanco, delegada de Asuntos Sociales y Familia, y a José Luis García Martín, delegado del Distrito Sur, que presidieran el acto en representación del Ayuntamiento de Sevilla.

Jacinto Martínez recordó que nuestra entidad lleva más de una década solicitando un comedor social en la zona del Polígono Sur y también que se cubra la vacante de técnico de cooperación social en el Centro Cívico Esqueleto. Asimismo, informó a los vecinos presentes de las propuestas y demandas que hasta la fecha hemos presentado en la Junta Municipal del Distrito Sur.

A continuación, ambos concejales entregaron los premios a los ganadores de los concursos de macetas y cocina andaluza.

Con relación al maestro homenajeado, don Carlos Cristóbal León Béjar, del colegio Manuel Canela, el presidente manifestó su gran sensibilidad medioambiental y su continua colaboración con nuestra entidad. Acto seguido invitó a ambos delegados para que le hicieran entrega de la placa de reconocimiento al profesor. A continuación, tomó la palabra el homenajeado para agradecer en nombre propio y del colegio la atención recibida y dijo que continuará trabajando para sembrar en sus alumnos los valores fundamentales que transformen la sociedad para que esta sea más justa y solidaria.

Por último, tomó la palabra la delegada de Asuntos Sociales y Familia, que informó de la labor que realiza su delegación y anunció que muy pronto se inaugurará el comedor social de Bellavista, que atenderá también a los vecinos necesitados del Distrito Sur. Al finalizar su intervención,  nuestra directiva Conchi Rivera le hizo entrega a nuestra delegada de una maceta con la flor del azafrán de color blanco. Tras cantar nuestro himno de Andalucía,  degustamos unos aperitivos.

Jacinto Martínez dando la bienvenida a todos los presentes.

Los vecinos que asistieron al acto.

Carlos Cristóbal León Béjar, agradeciendo la distinción.

Mª Dolores de Pablo-Blanco, delegada de Asuntos Sociales y Familia, informando de la labor de su delegación.

La flor del azafrán, donada por la asociación a Mª Dolores de Pablo-Blanco.

Las fresias o palmiras

Flores de las fresias o palmiras.

En Sevilla, a las fresias las llamamos palmiras, y consideramos un regalo de la Naturaleza su perfecta adaptación al clima de nuestra ciudad. Esta planta de estructura vegetativa subterránea es una de las más populares que cultivamos los aficionados sevillanos; recuerdo que, en mi niñez, allá por los años cincuenta, mi vecina Encarnación Morales me regaló una maceta de palmiras que cuidé con sumo esmero en la azotea del corral de vecinos donde nací, en el sevillano barrio de san Bernardo. El género Freesia está representado solamente por 19 especies, pero hay que precisar que las que se cultivan y comercializan actualmente son en realidad híbridos complejos que reciben el nombre científico de Freesia x hybrida y que proceden del cruzamiento de las especies F. alba, F. refracta, F. corymbosa y F. leichtlinnii. Con respecto a la familia, las fresias pertenecen a la de las Iridáceas, y con relación a su procedencia, añadiremos que son originarias de la provincia de Cabo Occidental, situada al sur de Sudáfrica.

Las plantas geófilas son aquellas plantas que tienen órganos subterráneos de almacenamiento de sustancias nutritivas, y estos órganos pueden ser bulbos, rizomas, tubérculos o cormos. Pues bien, los cormos de las fresias son unos tallos de base hinchada, recubiertos por fuera de varias capas de hojas secas, que parecen unas peritas de san Juan de unos 2,5 cm de diámetro. Estos cormos se deben plantar con las primeras lluvias del mes de septiembre y de manera que la tierra los cubra unos 5 cm, para que el viento no doble las plantas cuando estas se desarrollen. Una vez pasada la floración hay que esperar a que la parte aérea se marchite completamente para proceder a sacar los cormos de la tierra, que una vez extraídos se limpiarán y se guardarán entre serrín en un lugar seco y oscuro.

Sus hojas son lineales, aplanadas, estrechas y puntiagudas; podríamos decir que son ensiformes (es decir, semejantes a espadas) y están dispuestas en forma de abanico; miden de 15 a 20 cm de longitud y son de un color verde oscuro intenso.

Sus flores, hermafroditas, son muy aromáticas y se encuentran reunidas en filas de 3 a 9 flores que se van abriendo sucesivamente; éstas permanecen más o menos erguidas sobre un tallo floral que forma un ángulo de 90º con el resto del tallo que sobresale de la mata. Tras el largo proceso de hibridaciones, actualmente las flores de las fresias presentan una amplia gama de colores brillantes que van desde el blanco de la variedad “Albión” al rojo de la variedad “Red Star”. El perigonio, que parece un embudo algo irregular, está compuesto por 6 tépalos unidos en la base, y puede ser simple o doble. Los estambres son libres y el estilo, filiforme, está dividido en tres ramas bífidas.

En Sevilla, si los cormos fueron plantados a primeros de septiembre, la floración tiene lugar a mediados del mes de febrero y suele durar hasta finales de marzo.

Las hojas de las fresias.

Detalle de la flor de la fresia.

La disposición de las flores de la fresia.

El cormo de la fresia.

Los nardos

La flor del nardo (Polianthes tuberosa L.).

El nardo fue una de las primeras plantas que llegaron a Sevilla procedentes de América; hay registros que indican que, allá por el año 1570, el médico de origen portugués Simón Tovar, que ejercía la medicina en nuestra ciudad, gestionó la importación de tubérculos de nardos; asimismo, las fuentes indican que los aclimató en un jardín botánico que poseía en la colación de San Roque. Por otra parte, y para que conste su sevillanía, la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad y archidiócesis de Sevilla, cuando sale en procesión el día 15 de agosto, lleva cuatro hermosos conjuntos florales de varitas de nardos. El nombre científico del nardo es Polianthes tuberosa L. Señalemos que, desde el año 2009, pertenece a la familia de las Agaváceas, pero anteriormente los botánicos la tenían clasificada como perteneciente a las Amarilidáceas. Esta planta es originaria de México, posiblemente del desierto de Sonora. El nardo prefiere desarrollarse a pleno sol y se suele utilizar tanto con fines ornamentales como ceremoniales. También podría considerarse una planta policárpica, es decir, que no muere después de fructificar.

Los tubérculos de los nardos son tallos subterráneos modificados que se desarrollan y aumentan de grosor en posición vertical. Una vez que la floración ha terminado, deben extraerse los tubérculos con el fin de que no les afecte la llegada de los primeros fríos; tras la operación de separar los pequeños tubérculos que se forman alrededor del de más calibre, se guardan en un lugar fresco y seco, hasta la llegada de la primavera, y una vez que haya pasado el peligro de las heladas, de nuevo se volverán a replantar a unos 8 cm de profundidad.

Sus tallos, a los que en Sevilla llamamos “las varitas de nardos”, suelen medir de 1,20 a 1,40 m de altura, por lo que necesitan la sujeción de un tutor para que el viento no los tronche. Los nardos brotan en pares en la parte superior de la espiga, y aproximadamente ocupan un tercio de la misma. Cada tubérculo suele producir de 2 a 3 tallos florales.

Sus hojas son lineares, flácidas, acuminadas hacia sus extremos, algo carnosas, canaliculadas y de 30 a 60 cm de largo. El número de hojas oscila entre 6 y 10, y se concentran  agrupadas en la parte inferior del tallo floral. Son de color verde vivo, a veces con tonalidades rojizas cerca de la base y por el envés, y en ocasiones presentan unas manchas de color marrón claro.

Las flores del nardo son de forma tubular, con los tépalos de color blanco céreo, y exhalan una fragancia sublime; miden algo más de 3 cm de longitud y son sésiles, ya que apenas están sujetas al tallo. Sus lóbulos suelen ser desiguales y los estambres inclusos están insertados cerca de la parte central del tubo que presenta una forma arqueada. Tienen una floración prolongada, que suele durar casi un mes en el tallo: las flores se van abriendo sucesivamente desde la base hacia la parte superior de la espiga. La variedad más corriente es la denominada “The Pearl”, que es doble. Durante la época de floración hay que tener la precaución de que no le falte humedad a la planta, así evitaremos que sus flores se arruguen prematuramente. En Sevilla los nardos florecen entre los meses de agosto y octubre.

Vara de nardos

Tubérculo del nardo

La Virgen de los Reyes con sus nardos

Las gloriosas

La flor de la gloriosa.

Las gloriosas son plantas tuberosas muy poco cultivadas en Sevilla. Hace años, unos comerciantes holandeses pusieron unos puestos de venta en el Paseo de Catalina de Ribera para promocionar los productos de su país (bulbos, quesos…), y fue allí donde compramos una bolsita con tubérculos de gloriosa; desde entonces, venimos disfrutando de su exótica floración. El nombre científico de esta planta trepadora es Gloriosa superba L. var. “Rothschildiana” y pertenece a la familia de las Liliáceas. Es originaria de África tropical, posiblemente de la región de los grandes lagos, entre Uganda y Kenia, y precisamente desde este último país fue introducida en Europa. Por otra parte, Zimbabue (la antigua Rodesia del Sur) ha elegido a la gloriosa como su flor nacional.

Los tubérculos son raíces engrosadas que almacenan sustancias nutritivas como reservas. Las plantas tuberosas (las que tienen tubérculos) tienen el tallo y las hojas fuera del suelo, mientras que las plantas bulbosas tienen el tallo dentro del bulbo. Los tubérculos de la gloriosa son digitiformes (a veces formando una «Y»), de color marrón con zonas blanquecinas, y miden de 5 a 12 cm de largo. A finales de otoño sacaremos los tubérculos para que permanezcan en reposo hasta finales de febrero, mes en que los volveremos a plantar en posición horizontal  a unos 8 cm de profundidad.

Sus tallos crecen rápido y suelen alcanzar hasta 1,5 m de altura; además, son delgados y trepadores, por lo que requieren tutores para mantenerse derechos. A esta planta le afectan las heladas y hay que tener cuidado con su manipulación porque es tóxica.

Sus hojas son opuestas, a veces verticiladas (formando un grupo de tres hojas que brotan del mismo punto); además son amplexicaulas (o sea, que crecen abrazadas al tallo), simples, de forma lanceolada y alargada, y desarrollan en sus extremos unos zarcillos que se enrollan como muelles y que les permiten trepar.

Sus flores, que aparecen péndulas en los extremos de los tallos, son muy vistosas y atractivas. Cada flor está formada por seis tépalos ondulados, de color rojo con los bordes amarillos, que se curvan hacia atrás; sus seis estambres también son muy llamativos por sus anteras gruesas, y el estilo, que es largo y estrecho, aparece inclinado, prácticamente casi horizontal.

En Sevilla, la floración de las gloriosas tiene lugar en el mes de junio.

Detalle de las hojas de la gloriosa.

Los tubérculos de la gloriosa.

La flor de la gloriosa en el momento de abrirse.

La gloriosa en plena floración.

Las azucenas

La flor de la azucena

Si hay una flor que tenga el marchamo de sevillanía, es sin duda la azucena, porque hasta la misma Giralda luce cuatro jarrones con azucenas en las esquinas de su cristiana peineta. Su denominación se deriva de la expresión árabe “al-susana”; su nombre botánico es Liliun longiflorum Thunb. y pertenece a la familia de las Liliáceas. Esta especie es originaria del archipiélago japonés, concretamente de las islas Ryukyu, que están situadas hacia el sur, sobre el paralelo 27. Es muy probable que fuese introducida en Europa a través de la Ruta de la Seda. El año pasado, con motivo de la celebración del XXIV aniversario de nuestra Asociación, repartimos 350 bulbos de azucenas entre los socios y vecinos del Polígono Sur.

Los bulbos, de forma globosa o de perita, miden entre 3 y 6 cm de diámetro, son de color amarillo verdoso y están compuestos por numerosas brácteas escamosas, imbricadas y concéntricas, que están sujetas en la parte inferior a una lámina o disco basal. A veces, la azucena suele criar unos bulbillos de unos 5 mm de diámetro en las axilas foliares de la base del tallo. Su plantación debe realizarse en el mes de octubre, a una profundidad de dos veces y media la altura del bulbo. Después de la floración las hojas comienzan a marchitarse, y cuando el tallo foliar está seco, es el momento en el que se deben extraer con cuidado los bulbos, dejándoles algo de raíces para guardarlos en un lugar fresco y oscuro en el que pasen el periodo de reposo.

Sus hojas salen a principios de la primavera sobre un tallo erecto y simple; estas hojas son sésiles, paralelinervias en el sentido de su eje longitudinal, de un color verde intenso y de forma lanceolada, con longitudes que varían entre los 3 y los 10 cm, y están en disposición alterna distribuidas a lo largo del tallo, que llega a medir hasta un metro de altura; las hojas suelen ir disminuyendo de tamaño paulatinamente a medida que se acercan al ápice.

Sus flores, de forma atrompetada, son de un color blanco inmaculado y exhalan un perfume fino y atractivo, sobre todo cuando oscurece. Cada flor está formada por seis tépalos desplegados que miden de 10 a 15 cm de longitud; sus seis vistosos estambres son libres y opuestos a los tépalos, con las anteras lineares y de color amarillo. Su inflorescencia es terminal y casi horizontal y, o bien brota una flor solitaria, o en un manojo de hasta cinco flores.

Su floración es bastante irregular, ya que tiene lugar desde finales del mes de abril hasta el mes de julio; en Sevilla es exuberante en el mes de mayo.

El bulbo de la azucena.


El tallo de la azucena.


Ramillete de azucena en la Giralda sevillana.


Nuestras azucenas, con la Oliva al fondo.

El lirio español

A pesar de la belleza del lirio español, en Sevilla no está muy extendido su cultivo. Su nombre botánico es Iris xiphium L. y pertenece a la gran familia de las Iridáceas, que está formada por unas 200 especies de iris, de las cuales algunas como en el caso del lirio español son bulbos, mientras que otras son rizomas. El lirio español es originario de la península Ibérica, posiblemente de la región de Murcia. Es muy frecuente confundirlo con los híbridos lirios holandeses.

Su bulbo es de tamaño mediano tirando a pequeño, parecido a una perita de San Juan de unos 2,5 cm de diámetro. Sus raíces no son persistentes y pertenece al grupo de los bulbos tunicados. En Sevilla se planta a mediados del mes de octubre, con el ápice hacia arriba y a una profundidad de unos 8 cm, para que el largo tallo no sea doblado por el viento. Los bulbos se extraen a finales del mes de junio, cuando sus hojas estén completamente marchitas; una vez sacados de la tierra, se dejan al aire unos dos días y luego se guardan en un lugar fresco y oscuro. 

Sus hojas son parecidas a las cintas, largas, estrechas y muy acanaladas, con sus extremos gradualmente acuminados; acompañan al tallo floral de forma opuesta y disminuyendo su longitud a medida que se acercan al botón floral. Son de color verde claro por el haz y estriadas por el envés. 

La flor presenta una conformación muy peculiar denominada tripartita: está compuesta por seis tépalos soldados en la base para formar un tubo, de los cuales los tres tépalos externos son casi horizontales y tienen una llamativa mancha o lengua amarilla, y además su parte final se curva levemente hacia abajo; sin embargo, los tres tépalos internos son erectos, posiblemente para facilitar la polinización por las abejas.  El tallo florífero mide entre 40 y 60 cm de altura y sus yemas florales están protegidas por una espata formada por dos brácteas. Casi siempre su floración es solitaria, pero a veces, cuando el primer lirio se ha marchitado aparece otro botón floral, que por lo general es algo más pequeño.

En Sevilla, la floración del lirio español tiene lugar desde mediados del mes de marzo hasta finales de abril, y su esplendor dura alrededor de una semana.

Bulbos del lirio español.

El lirio español, sus hojas y el tallo floral. Al fondo la barriada Ntra. Sra. de la Oliva.

Lirio español morado.

Lirio español amarillo.

Los jacintos

Los jacintos quizás sean las plantas bulbosas que más cultivaban los sevillanos a mediados del siglo pasado. Nos vienen a la memoria aquellas imágenes de los años cincuenta y sesenta en los patios de las casas de vecinos del barrio de San Bernardo: cada familia disponía de un rinconcito donde colocaba sus macetas de barro o bien, si la economía no daba para ello, unas latas grandes de conserva de tomate de las que brotaban los jacintos de variados colores, que con su floración anunciaban la entrada de la primavera. El nombre científico de los jacintos comunes es Hyacinthus orientalis L. y pertenecen a la familia de las Liliáceas. Son originarios de las laderas rocosas de la península de Anatolia y de la zona de los Balcanes.

Sus bulbos tienen forma de peonza, de unos cinco centímetros de diámetro, y pertenecen al grupo de los bulbos tunicados, o sea, que están revestidos exteriormente de escamas blancas, violetas, o azules… según el color de sus flores. En Sevilla es costumbre plantar los bulbos en otoño, por el día de Santa Teresa; al plantarlos, el ápice de cada bulbo debe quedar hacia arriba y, basándonos en la experiencia, añadiremos que se deben colocar los bulbos a una profundidad aproximada del doble de su altura. Después de la floración, hay que disminuir los riegos hasta que las hojas se amarilleen; cuando éstas están completamente marchitas, es el momento de extraer los bulbos. Una vez sacados de la tierra, se limpian bien y se dejan al aire libre un par de días para que se sequen y posteriormente se guardan en una caja con serrín en un lugar fresco y oscuro hasta el otoño próximo. 

Sus hojas, en número de cuatro a seis, salen agrupadas desde la base y suelen medir entre 15 y 25 cm de longitud y unos 3 cm de ancho. Son de forma lineal o acintada y de textura lisa pero ligeramente acanalada, y podríamos añadir que también son  semierguidas y algo carnosas. 

Sus flores despiden un agradable y persistente perfume y están dispuestas (unas cuarenta flores) sobre una única espiga gruesa  que mide unos 18 cm de altura y está desprovista de hojas. Cada flor tiene 6 pétalos y mide de 3 a 4 cm de diámetro. En Sevilla la floración comienza a mediados del mes de febrero (unos 120 días después de su plantación) y suele durar hasta finales de marzo. Su esplendor floral se mantiene unas dos semanas. 

Cultivo hidropónico de los jacintos 

Este tipo de cultivo se lleva a cabo “sin plantar el bulbo en tierra”, o sea, que se coloca o adapta el bulbo en un recipiente especial denominado jacintera, de tal manera que el agua sólo toque levemente el disco basal del bulbo. Es conveniente introducir un trozo de carbón vegetal en el agua con el fin de evitar su descomposición.

Bulbo de jacinto. Con motivo del XXIV aniversario de la asociación, repartimos 180 bulbos de jacintos entre los socios y vecinos del Polígono Sur.

Los jacintos comienzan a brotar.

El jacinto en plena foración. Al fondo, la barriada de la Oliva.

Las varitas de San José

A estos exóticos gladiolos los llamamos en Sevilla varitas de san José, y en otros lugares de España los conocen con el nombre de junquillos de olor. Su nombre científico es Gladiolus tristis L. y pertenecen a la familia de las Iridáceas. Son originarios de la provincia de El Cabo, en Sudáfrica.

Aunque su aspecto externo sea parecido, los gladiolos no son bulbos, sino cormos, es decir, tallos engrosados por la base, mientras que los bulbos están formados por capas carnosas o por escamas. Los cormos de las varitas de San José miden unos dos centímetros de diámetro y son algo achatados. En Sevilla los plantamos a mediados del mes de septiembre, a una profundidad de unos 5 cm, en macetas con tierra suelta y con un buen drenaje para evitar su encharcamiento.

Sus hojas son basales, alternas, simples, paralelinervias y alargadas, miden hasta 120 cm de altura y unos 0,5 cm de ancho, y han evolucionado para que la pérdida de agua sea la mínima, posiblemente porque en su lugar de procedencia sean escasas las lluvias. A simple vista sus hojas son parecidas a las del junco. Es conveniente colocar un tutor fino para que el viento no las tuerza.

Sus flores, en número de dos a ocho, están dispuestas a lo largo de una espiga erecta de forma alterna y orientadas casi en la misma dirección. El perigonio está compuesto por 6 tépalos de color blanco cremoso que están unidos en su base formando un tubo curvo. Para que las varitas de San José florezcan, necesitan luz solar; en Sevilla, su floración tiene lugar en la primera quincena del mes de febrero. Desprenden un delicado y suave perfume que se acentúa al atardecer.

Su cultivo en maceta

Los cormos de las varitas de San José

Los primeros en florecer (31-01-11)

Y al fondo...la barriada Ntra. Sra. de la Oliva

 

Las varitas de San José en todo su esplendor

Los narcisos de manojo

En el día de Reyes comenzaron abrir en el barrio de La Oliva los narcisos de manojo, y entonces decidimos que las plantas bulbosas debían estar presentes en nuestro blog, porque desde que en 1986 fundamos nuestra asociación, venimos impartiendo cursos y repartiendo bulbos para aficionar a nuestros socios y vecinos al cultivo de las plantas bulbosas.

Comencemos por aclarar que las plantas bulbosas son aquellas que almacenan su ciclo vital completo en una especie de yema, el bulbo, que se ha adaptado a vivir debajo de la tierra. Según el tiempo de floración de las plantas bulbosas, podemos dividirlas en dos grupos: las de floración primaveral, cuyos bulbos se plantan en otoño, y las de floración estival, que se plantan en primavera. Podríamos decir que las plantas bulbosas han sido objeto de numerosas mejoras y modificaciones por parte de los horticultores para conseguir ejemplares únicos. Estos expertos, basándose  en la forma de las flores, han dividido a los narcisos en 12 grupos.

Con respecto al narciso de manojo, su nombre científico es Narcissus tazetta L. y pertenece a la familia de las Amarilidáceas. Es originario de la cuenca del Mediterráneo. En Sevilla existe la costumbre de plantar los bulbos el día 15 de octubre, festividad de santa Teresa; cuando la plantación se realiza en macetas, se debe emplear sustrato con un tercio de mantillo y otro de arena de río y, sobre todo, realizar un buen sistema de drenaje en el fondo del tiesto. Los bulbos deben colocarse con la punta hacia arriba, y la base debe estar a una profundidad de unos 10 cm. Los narcisos de manojo se desarrollan bien en lugares de sombra parcial.

Sus hojas son lineales y estrechas, parecidas a las cintas; suelen medir entre 30 y 35 cm de longitud, y son de un color verde azulado. Normalmente brotan cinco hojas.

Sus flores son muy aromáticas y están agrupadas en ramilletes de 6 a 10 flores en un tallo que alcanza una altura de entre 40 y 45 cm. El diámetro de estas flores bicolor oscila entre los 2,5 y los 4 cm; los tépalos (así denominados cuando los sépalos y los pétalos son indistinguibles) son todos iguales, unidos en la base y de color blanco pálido amarillento, con la corona de color dorado. En Sevilla, la floración de los narcisos de manojo tiene lugar en la primera quincena de enero.

Después de la floración hay que dejar que las hojas se marchiten, normalmente unos tres meses, con el fin de que los bulbos vuelvan a engordar, cargándose de sustancias y reservas para así comenzar un nuevo ciclo al año siguiente.

Bulbo del narciso de manojo

Narciso de manojo

Floración del narciso de manojo

Floración de los narcisos de manojo

Floración de los narcisos de manojo