Frente a aquellos que abaten árboles con cualquier excusa, nuestra asociación se ha caracterizado por sembrar, cultivar y plantar árboles de manera altruista a lo largo de más de tres décadas.
Ante la imposibilidad de ocuparnos de nuestro vivero por causas de fuerza mayor, el pasado mes de julio, en plena canícula, anunciamos que regalábamos nuestros arbolitos a aquellas personas que se comprometiesen a cuidarlos. A continuación publicamos las fotografías que nos han enviado algunos de los amigos que respondieron a nuestro llamamiento y adoptaron varios de nuestros arbolitos, salvándolos así de sucumbir al calor y a la falta de agua.
Desde aquí queremos expresar nuestro agradecimiento a todos los ciudadanos sensibles que, conscientes como nosotros de los múltiples beneficios que nos aportan los árboles, nos han ayudado a sacarlos adelante en este tórrido verano. Y estamos especialmente agradecidos a los jardineros y a los administradores de la Comunidad General de la barriada Nuestra Señora de la Oliva por su ayuda inestimable.
En el siguiente texto, José María y Nieves nos cuentan cómo llevaron a cabo el traslado de los arbolitos desde nuestro vivero hasta Alcalá:
PARTE I CUANDO CONOCIMOS EL VIVERO DE LA OLIVA
Queremos expresar, ante los seguidores y seguidoras del blog, un agradecimiento muy especial tanto para Jacinto como para su hijo, por la labor que llevan a cabo desde hace tantos años en la salvaguarda de árboles y arbustos, desde la recolección de semillas y plantas, hasta su búsqueda de emplazamiento, pasando por su cuidado en el vivero de la Oliva.
Una amiga nos comentó que, en el vivero de la Oliva, estaban buscando ayuda poder hacerse cargo de árboles y, sin dudarlo, allí acudimos. A nosotros nos encantan las plantas, no era la primer a vez que realizábamos rescates, pero no de tanta envergadura; era un reto y un compromiso que estábamos dispuestos a llevar a cabo.
Desde el primer momento fue un placer conocer a Jacinto, un hombre amable y noble, que lo único que nos solicitaba es que los árboles que nos lleváramos fueran a estar bien cuidados. Eso ya dice mucho de una persona, al menos para nosotros.
Cuando llegamos nos encontramos con un vergel, un pequeño oasis verde, un rinconcito invadido por la naturaleza entre edificios y asfalto. Es sorprendente la calma y bienestar que puede llegar a transmitir la naturaleza. Allí había decenas de árboles, de muchas especies diferentes, fundamentalmente tropicales, aunque otras autóctonas.
Desde ese momento comenzaron nuestros retos. El primero, el transporte: aquellos árboles merecían todo nuestro cuidado para que llegaran sanos y salvos a su destino, un pequeño proyecto familiar cargado de ilusión. El segundo reto era conseguir que se adaptaran y que pudieran sobrevivir en otro entorno diferente al suyo hasta ese momento. El traslado finalmente se realizó con éxito, aunque cargado de tensiones durante todo el trayecto, por el temor de que los árboles pudieran dañarse. La adaptación de los árboles a su nuevo emplazamiento fue compleja, pues tuvimos que buscar la forma de colocarlos a la sombra y con humedad suficiente para que pudieran aguantar hasta que llegara el otoño, con sus días más cortos, más frescos y acompañados de las añoradas lluvias.
Y así lo hicimos. Nuestros árboles acogieron a los nuevos al abrazo de su sombra, y les dieron cobijo hasta que, a mediados de octubre, pudimos plantarlos sobre el terreno para que ocupasen el sitio que les pertenece, entre la tierra y el cielo, para dar cobijo a los pájaros y proporcionar aire fresco y sombra a las generaciones que nos acompañan y a las que están por llegar.
Gracias a todas aquellas personas que salvaguardan de una forma u otra la naturaleza.
PARTE II NUESTROS TESOROS, LOS ÁRBOLES
Nuestros tesoros particulares, nuestro bosque: estos son los ejemplares que amablemente desde el vivero de la Oliva nos han cedido para que sigamos con su labor de plantación y de lucha contra el cambio climático. Nuestro compromiso es cuidarlos hasta que estén adaptados y, como desde siempre en la historia de nuestro planeta, sean ellos los que nos protejan.