Las araucarias de Norfolk, tanto por su porte como por su belleza, son fáciles de identificar como se podrá comprobar más adelante. En Sevilla, estas araucarias están bien representadas en el parque de María Luisa, en las zonas ajardinadas de las urbanizaciones, en la avenida de Manuel Siurot y en los barrios del Porvenir y Heliópolis. Actualmente el nombre científico de la araucaria de Norfolk es Araucaria heterophylla (Salisb.) Franco, pero anteriormente los botánicos la clasificaban como Araucaria excelsa Lamb. Esta especie pertenece a la familia de las Araucarias, nombre que proviene de la región chilena de Arauco, lugar donde se descubrieron los primeros ejemplares, aunque en realidad es originaria de la pequeña isla de Norfolk, situada en el océano Pacífico, al este de Australia y al norte de Nueva Zelanda.
Con respecto a su crecimiento, lo podemos calificar de lento, ya que alcanza unos 6 metros en sus primeros 25 años; sin embargo, a partir de entonces, este desarrollo se acelera, y en su medio natural la araucaria llega a sobrepasar los 60 metros de altura. Con relación a su porte podemos decir que es un árbol abierto, simétrico y piramidal; su tronco es recto, alto y robusto; su corteza es bastante lisa, de color grisáceo, aunque algo escamosa y con las huellas o cicatrices circulares del desprendimiento de las ramas viejas; destacan las simétricas y verticiladas ramificaciones que se bifurcan de forma regular y casi horizontalmente en cada piso. Como resiste la proximidad del mar, hay numerosos y bellísimos ejemplares en los pueblos costeros de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona y Rota, en la provincia de Cádiz.
Sus hojas, perennes y coriáceas, se presentan bajo dos formas distintas: en las ramificaciones nuevas son de color verde claro, miden 1,3 cm de longitud y no son puntiagudas; sin embargo, cuando son adultas, estas hojas se imbrican como las escamas de los peces y toman una forma ovado-triangular, acortándose hasta unos 6 mm de longitud y dilatándose hasta llegar a los 5 mm de anchura, con el ápice rígido y curvado. Cada hoja suele permanecer en el árbol más de una década.
En Sevilla, sus flores brotan en verano y, como se trata de una especie por lo general dioica, cada pie o árbol produce o bien flores masculinas o bien flores femeninas. Las flores masculinas son apétalas y disponen de numerosos estambres de color amarillento que están insertos sobre un eje para formar una inflorescencia racimosa de unos 4 cm de largo en forma de amento. Por otro lado, las flores femeninas son de color verdoso y también son apétalas, pero como se trata de una conífera, presentan los óvulos al descubierto, es decir, no en el interior del ovario.
Sus frutos son unos estróbilos (conos o piñas) casi redondos pero algo más anchos por la base, de unos 12 cm de largo y compuestos por numerosas escamas entrecruzadas, cada una de las cuales finaliza en una especie de punta triangular curvada hacia atrás. Cuando el cono alcanza la madurez, se deshacen las escamas y las semillas aladas que estas contienen se esparcen con el viento.
El día 4 de noviembre de 2010 plantamos con los alumnos del colegio Zurbarán una araucaria de Norfolk en la zona ajardinada que hay frente al bloque 130 de la barriada Nuestra Señora de la Oliva. Este ejemplar lo donó nuestra vecina Dolores del Oso.